domingo, 26 de octubre de 2008

Un atraco universal

El gobierno argentino, dirigido por la peronista (y socialista) Cristina Fernández de Kirchner, decidió la semana pasada nacionalizar (un término más suave en vez de robar) los fondos de pensiones privados, a los fines de obtener financiamiento ya que no lo consiguen en los mercados, situación que se recrudece con las restricciones crediticias que se originarán a partir de la crisis financiera mundial.

Comparto con ustedes un buen artículo, titulado "Un atraco universal", escrito por mi buen amigo Gabriel Calzada, director y fundador del Instituto Juan de Mariana de España

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Últimamente los políticos parecen empeñados en robarnos la cartera por cualquier vía y con cualquier pretexto. En Estados Unidos, Bush, Obama y MacCain apoyaron el plan Paulson para socializar las pérdidas de las hipotecas subprime creada por los políticos con las leyes de reinversión comunitaria y, sobre todo, mediante la burbuja financiera estimulada por la Reserva Federal. En España, el "plan Paulsoncito" de Zapatero y las garantías públicas a los nuevos créditos que conceda la banca van ser costeados por los socialistas (del PSOE y del PP) con cargo a nuestros ahorros.

En Argentina, en cambio, los políticos no pretenden ocultar el robo como aquí. Allí, Cristina Fernández de Kirchner ha decidido expoliar los ahorros privados que se encuentran depositados en los fondos de pensiones para acceder a una financiación extraordinaria con la que afrontar su calamitoso manejo de las arcas públicas y tener liquidez para si tuviera que llevar a cabo algún rescate. La banca española, que hace unas semanas aplaudía las dictados intervencionistas de la presidenta peronista, tiemblan ahora de pánico.

Esto no es la primera vez sucede en Argentina. Durante la crisis de 2001 el Gobierno ya hizo gala de su esencia depredadora metiendo la mano en los fondos de pensiones. En 1956, el Estado también se apropió de ellos para hacer frente a los pagos de la deuda pública. Años más tarde, Perón se refirió a este expolio diciendo que fue "simplemente un robo, porque ésa no era plata del Estado, era plata de la gente que había formado esas sociedades y esas organizaciones".

Cristina se encuentra ahora ante la necesidad de explicar por qué la opinión del fundador de su partido no debe ser directamente aplicable a sus tropelías. De lo contrario, serán muchos los argentinos que empiecen a considerarla correctamente como un vulgar asaltador de caminos. Perón dejó muy claro que la toma de los fondos de pensiones fue "un asalto". No sólo eso. A diferencia de los políticos actuales, el fundador del justicialismo entendía las consecuencias económicas de la fechoría: "naturalmente que, después de ese asalto, los pobres jubilados comenzaron a sufrir las consecuencias de una inflación que no pudo homologar ningún salario ni ninguna jubilación".

Y es que Perón, a pesar de todo su nefasto populismo, parecía tener algunos límites morales de los que carecen los Kirchner. Por desgracia también carecen de esos escrúpulos Zapatero, Rajoy, Bush, Sarkozy, Merkel y la inmensa mayoría de los gobernantes internacionales. ¡Cómo ha tenido que degradarse la clase política para que Perón ya resulte una persona sensata!

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