domingo, 12 de enero de 2020

La nueva izquierda, la misma izquierda: me han llamado homófobo

Ando enganchado por Twitter en una discusión con un amigo, ex compañero de maestría en Venezuela que ahora vive en España.  Todo empezó porque un día le increpé porque elogiaba a un ex-miembro de Podemos (ahora Mas-Madrid) quien había dado un discurso a favor de la comunidad LGBTI.

El primer recurso de mi amigo fue descalificar mi crítica porque "yo no sabía lo que estaba pasando en España ya que no vivía allá".  Días seguidos de discusión han terminado en un artículo que él publica en un portal de la comunidad LGBTI donde él habitualmente escribe, en donde hace un resumen sesgado de algunas de mis frases, y por supuesto, cierra haciendo un hombre de paja donde me señala como homófobo. 

El gran temor de este amigo que vive en España es la aparición del movimiento político (y ahora partido establecido) Vox.  El establishment mediático español ha tildado a Vox como un partido “ultra” conservador (el uso del ultra es directamente para descalificar cualquier propuesta o idea). Vox no ha hecho otra cosa que llamar la atención sobre temas relevantes para el ciudadano medio español, harto de la corrección política y de la imposición de políticas de privilegios.  Dentro de su agenda por supuesto está la defensa de la familia tradicional, el rechazo a la ideología de género y su imposición a través del adoctrinamiento en la educación y a la despenalización del aborto.  Estos puntos son los que molestan a mi amigo, por ser miembro del lobby LGBTI.

Mi crítica inicial no era por el contenido del mensaje, sino por quien lo daba, un miembro de un partido de extrema izquierda como lo es Más-Madrid (escisión de Podemos).  Me parece imperdonable que un venezolano, se encuentre donde se encuentre, luego de padecer bajo el socialismo, siquiera apoye a cualquier político de izquierdas, ya que el proyecto de la izquierda es el socialismo. Y el socialismo siempre es totalitario, sin importar que quien lo implemente haya sido electo democráticamente.

Hay que entender que, desde sus inicios, el proyecto socialista ha tenido en la mira la destrucción de dos instituciones: la familia y la religión. Marx escribiría que “la religión es el opio de los pueblos” y Engels señalaría que la familia era el sustento del sistema capitalista. Y todos los socialistas, de todos los partidos, tienen claro ese objetivo y actúan en consecuencia. Además, el socialismo siempre es dialéctico. Usa la confrontación. Busca el conflicto donde sea. Y para tal fin escogerá a cualquier tonto útil en su objetivo. Y la nueva izquierda, ahora se apoya en el colectivo LGBTI y las mujeres.

En su artículo, mi amigo hace una buena recopilación de legislaciones de varios países que penalizan la homosexualidad y la pederastia (van casi siempre ligadas). En su recuento inicia señalando a Honduras, a la cual denosta como una sociedad “conservadora y religiosa”. Claro, el problema es la religión y no la falta de igualdad ante la ley que padecemos en buena parte de Latinoamérica.  

Más adelante hace referencia a islas del caribe, ex colonias inglesas y ahora parte del Commonwealth británico.  En la mayoría de esas islas aún se mantienen legislaciones que penalizan la homosexualidad y la sodomía. Habría que recordarle a este amigo que esas mismas leyes existían en Inglaterra, y que fueron abolidas por el gobierno de la “ultra” conservadora Margaret Thatcher. Que aún existan leyes que penalicen el ámbito privado, es lamentable, hay que procurar derogarlas, pero eso no significa qué hay que otorgar privilegios legales a los colectivos que se ven perjudicados por estas legislaciones.

La izquierda, siempre fue anti homosexual. Habría que recordarle a mi amigo que el la Cuba socialista, el Che Guevara dirigía campos de concentración para los homosexuales. Y La Cuba revolucionaria no puede decirse que fuese un país fundamentalista, ni conservador, ni religioso.

La izquierda solo usa el reclamo de grupos oprimidos para su único objetivo: obtener el poder, implantar el socialismo, destruir la familia y cualquier institución que se interponga en su objetivo. Y eso es lo está ocurriendo en España. Podemos y el PSOE incluyen en su programa de gobierno políticas para “beneficiar” al colectivo LGTBI. Dentro de esas políticas está la inclusión de contenidos sexuales de género (la estupidez de que el género es una construcción social separada del sexo) en la educación de los niños, introduciendo contenidos para hacer que los niños cuestionen las enseñanzas de sus padres (buscando romper el vínculo de autoridad padres-hijos) y si los padres insisten en defender sus valores, pueden perder la patria potestad de sus hijos. Totalitarismo socialista. (La contra TV hizo una entrevista excelente a Rocío Monasterio de Vox). Por supuesto, dentro de esas políticas, incluyen la despenalización del aborto disfrazado de “derechos reproductivos de la mujer”. Y ni decir la locura de incluir, a juro, a un hombre en un concurso de mujeres, tal como pasó con quien representó a España en el Miss Universo.

Son tan evidentes las intenciones de los socialistas de Podemos y PSOE, que en un borrador de su programa de gobierno hacían referencia al apoyo para facilitar el vientre en alquiler, y como eso hirió susceptibilidades de la comunidad LGTBI, inmediatamente cambiaron al políticamente correcto “gestación subrogada”.

Quien me conoce sabe que soy liberal, que defiendo la libertad y la igualdad ANTE la ley. Pero, y tal como le he repetido a mi amigo, siempre estaré en contra del socialismo, siempre me opondré a cualquier político de izquierdas, y siempre estaré en contra que a través de la legislación se otorguen privilegios a colectivos (disfrazados de derechos) y estaré a favor de quien elimine esos privilegios. Estoy en contra del asesinato que representa el aborto, ya que es una violación del derecho fundamental: la vida. Como liberal sostengo la visión que siempre repite mi maestro Alberto Benegas Lynch (h): el liberalismo es el respeto irrestricto por los proyectos de vida de los demás. Lo que es inadmisible es que se use al estado para obligar a otros a aceptar proyectos de vida diferentes.

Y si un partido como Vox, se acerca a esos principios, por supuesto que simpatizo con ellos. 

Lamentablemente a mi amigo le ha pasado como aquella frase de Alexander Staunton: el socialismo es como una trampa para ratones. funciona porque el ratón no entiende por qué el queso es gratis. Mi amigo no ha entendido que es un tonto útil de los socialistas.