domingo, 31 de enero de 2021

Nubes que opacan la computación en la nube (II): Normas Comunitarias versus Estado de Derecho

Dice una leyenda urbana que, si uno leyera a fondo los términos de servicios que uno habitualmente adquiere (cuentas de banco, líneas telefónicas, etc.), no los adquiriera dadas las protecciones que los proveedores colocan en letras pequeñas en dichos contratos.

La sociedad comercial moderna se basa en contratos. Contratos de corta ejecución y por ende simples (por ejemplo cuando usted compra un bien inmediato) o contratos cuya duración es larga y por ende su ejecución se vuelve compleja, dado que mayormente los contratos son incompletos ya que "ex-ante" no se pueden proveer todas las situaciones de una relación contractual.  A pesar de estas irregularidades, una de las condiciones necesarias de los contratos es que, estos deben ajustarse a las leyes que rigen el estado de derecho y no deben ser modificados de forma unilateral por una de las partes.

Desde el nacimiento de la computación comercial han existido los términos de servicio, ya que las empresas comercializadoras de software se han cuidado dentro de sus relaciones comerciales, que los compradores de sus software no puedan tomar a las fallas naturales de los productos como incumplimiento de los contratos y por ende, demandarlos judicialmente.

Al aparecer los servicios digitales en Internet, estos términos de servicio se extendieron a esta área. De hecho, cuando usted abre una cuenta de correo o en una red social, siempre se coloca el check mark de "acepta usted nuestros términos de servicio".  Términos que, con la evolución del negocio digital, han venido cambiando de forma unilateral por parte de los proveedores de servicio y se entiende que si se sigue usando el servicio es que, usted como usuario, ha aceptado estos cambios.

De los términos de servicios, con el aparecer del concepto de red social, ha aparecido el nuevo concepto de "Normas Comunitarias". Una especie de legislación especial que rige las relaciones entre esas comunidades digitales, y que, si usted como usuario las viola, puede estar sujeto a sanciones temporales o incluso permanentes, lo que puede implicar, que el proveedor le puede denegar, de por vida, el servicio. Éste es el caso de la suspensión a Donald Trump en Twitter, o más recientemente a César Vidal en YouTube.
Se pudiera argumentar que estas empresas, como empresas privadas, pueden decidir sus reglas y admitir a quien ellas lo decidan. Hasta aquí el argumento pudiera soñar correcto. El problema son estas "Normas comunitarias" y su aplicación. En primer lugar estas no son normas comunitarias, son términos de servicio establecidos por el prestador de servicio, en muchos casos son ambiguas y poco claras y, en especial, sus procedimientos de sanciones son poco claros y en muchas ocasiones cambiantes según la circunstancia.  Adicionalmente, estas sanciones son inapelables, convirtiéndose estos proveedores en jueces supremos fuera del sistema legal del Estado de derecho.

Como argumenté en el primer artículo de esta serie, la decisión de denegación de servicios de estos proveedores, por razones muchas veces no claras o simplemente porque quien contrata no comparte la ideología política del proveedor, este último puede suspender de forma unilateral los servicios y acabar de un día para otro con el negocio. O como se hace en China, servir para condenar al ostracismo social a quienes las violen.

Éste tema de las normas comunitarias es un riesgo para la sociedad contractual y para el estado de derecho y para la sociedad libre. Es algo que se debe ver con mucho cuidado. Estudiarse a fondo en las escuelas de derecho.
Por lo pronto se debe enfrentar a estas empresas que, usando su poder económico, pretenden imponer su visión ideológica de lo que sería la legislación: no hay ciudadanos, hay usuarios (los cuales no tienen derechos); no hay estado de derecho, hay normas comunitarias (cuyo funcionamiento es inapelable).

jueves, 14 de enero de 2021

Nubes que opacan la computación en la nube: Parler y AWS

"Una vez, los hombres entregaron sus pensamientos a las máquinas con la esperanza de que estas los liberaran. Pero esto solo permitió que otros hombres con máquinas los esclavizaran"

Frank Herbert Dune

Empiezo por aclarar que soy computista. Mi práctica profesional de más de 20 años se ha desarrollado en el mundo de las bases de datos y el internet.  Y para más señas, mi negocio tiene una base importante de implementaciones en la nube.  Siempre me ha maravillado el desarrollo de las tecnologías de información ya que, entendía yo, gracias a ellas las sociedades tendrían un mayor bienestar y libertad dado los incrementos asombrosos de productividad que se lograban con el uso de estas herramientas.  Aún más con el desarrollo el internet, esa capacidad de interconexión le permitiría a gente más alejada de los centros de producción de conocimiento y riqueza, acercarse a estos y superar esa lejanía, que en muchos casos, también significaba pobreza.

El rápido progreso del internet, cuya penetración ha sido mucho más rápida que el teléfono tradicional y la propia electricidad, fue permitiendo que se ampliaran y desarrollaran canales de comunicación mas potentes e inmediatos, lo que llevó al siguiente paso: si estamos todos interconectados, para que tener centros de cómputo en cada casa o empresa.  Empezando con el correo electrónico, seguimos con el almacenamiento y ahora la computación en el internet, o cómo coloquialmente se le dice "en la nube".

La promesa de los principales proveedores de computación en la nube, es que se reducirían los gastos de capital, la capacidad de cómputo sería de acuerdo a lo que se demandara y por sobre todo, la seguridad estaría garantizada ya que estos grandes proveedores habrían hecho las inversiones necesarias.  Lo único que había que hacer era contratarles (a los proveedores) sus servicios y el desarrollo de su negocio no tendría que preocuparse por la infraestructura tecnológica, que, tal como la electricidad, ya era un comodín.  A partir de ahí se desarrollaron nuevos conceptos: Infraestructura como servicio, software como servicio, bases de datos como servicios.  Y por sobre todo, lo que prometían era que, ellos serían aliados "neutrales" para que los negocios crecieran.

Todo parecía muy bien hasta hace unos pocos días.  El pasado 6 de enero y a raíz de los eventos sucedidos en el Congreso de USA durante la ratificación de Joe Biden, Twitter decide suspenderle definitivamente a Donald Trump su cuenta "para evitar más incitación a la violencia".  Es decir, Twitter es capaz de preveer el futuro y a partir de ahí suspende la cuenta de Trump para que "no vuelva a delinquir".  Todo esto parece una escena de Minority Report.  No fue que Donald Trump incumplió una regla del servicio, fue que el proveedor, que bajo las leyes debe ser neutral, aplica una línea editorial y suspende una cuenta para evitar que haga cosas en el futuro.  Ya esto es gravísimo, porque así como le pueden suspender la cuenta a una persona pública (que no es cualquier persona, el presidente de los Estados Unidos), que no pueden hacer con personas de menos exposición, más aún cuando estas empresas, con sus aplicaciones, recogen cientos de datos de las opiniones y comportamientos de los individuos.

Episodio siguiente, gente que se sintió agredida con lo que le hicieron a Donald Trump, decidieron migrar a otra red de microblogging: Parler.  Pues otros socios tecnológicos lo primero que hicieron fue suspender de sus tiendas de aplicación a dicha aplicación.  Y paso seguido, el proveedor de servicios cloud, a saber Amazon AWS, decidió de forma unilateral suspender el contrato de servicios de alojamiento de servidores, dejando a Parler sin negocio posible, o al menos hasta que este busque otros servicios de alojamiento de servidores.

Esto que ha hecho Amazon AWS sienta un precedente muy grave y pone en duda la fiabilidad de estos proveedores de servicios de infraestructura.  Si en el día de mañana, Amazon AWS, Microsoft o cualquier otro proveedor decide, por razones ideológicas, suspender los servicios de infraestructura al negocio que sea, sólo porque los dueños de ese negocio piensan distinto o apoyan a un candidato político que no les guste a los dueños o stakeholders de estos proveedores, y de un día para otro deciden unilateralmente suspender los servicios.  Y si es un banco? de un día para otro ya todos los clientes perderían su dinero (me hace recordar mucho la película Die Hard 4.0).  Y en este mundo inflacionario y e banca de reserva fraccionaria, en el mejor de los casos, nueve décimas partes (9/10) del dinero que reportan los bancos centrales es dinero virtual, dinero en asientos contables (tal como explica mi admirado Jesús Huerta de Soto), y es dinero que pueden desaparecer de un plumazo, o en este caso con un clic.

Este incidente con Parler debe hacer pensar a muchos ejecutivos de empresas sobre la computación en la nube. Hoy fue Parler, mañana puede ser cualquiera de nosotros.  Sólo por el simple hecho de que las ideas que uno comparta no sean del agrado de los ejecutivos del proveedor. Y otro elemento que siembra dudas nuevamente sobre el "cloud computing": la privacidad.  Que tanta privacidad puede haber si el proveedor puede decidir suspender los servicios por lo que uno piense o pueda pensar.

Realmente jamás pensé que los ataques mas fieros a la libertad provendrían de unas empresas de un sector que nació prácticamente libre, sin regulación alguna, y que fue gracias a esa libertad que se han desarrollado y han logrado convertirse en lo que llaman ahora Big Tech.  

Como dirían coloquialmente en mi país: quisieron hacer una gracia y les puede salir una morisqueta.  Y yo creo que les va a salir muy caro

Y si, en el "bottom line" se trata de la libertad. Libertad de expresión, libertad de empresa y en si, de la LIBERTAD.

domingo, 10 de enero de 2021

El desprecio progresista por el hombre común

El 6 de enero de 2021 sucedieron unos hechos inéditos en la política de los Estados Unidos.  A partir de una manifestación de partidario de Donald Trump a las afueras del congreso, un pequeño grupo entró en las instalaciones de esta institución de forma violenta, buscando detener el proceso de ratificación de los votos electorales.

Los Estados Unidos me sigue maravillando por la solidez de sus instituciones.  Más allá de lo que podamos pensar, de que el establishment político nunca votará o hará alguna acción para alterar el status quo que los beneficia, la idea central en lo que sucedió ayer al ratificar a Joe Biden, es que el sistema debe estar por encima de los hombres, un gobierno de leyes, no de hombres, y eso me parece loable.  Y desde mi punto de vista, fue un error de Trump pensar que en el congreso se podía revertir lo que el proceso electoral había arrojado, mas allá de las dudas razonables que existen sobre el mismo.  Dudas que son reales, pero que el equipo legal de Trump no logró que fueran aceptadas ante los tribunales.

Desde 2016 he venido apoyando a Donald Trump.  He criticado, y aún lo hago, a venezolanos que, por su aspecto populista (tal como en este episodio del politigato), repetían "es que es igual a Chávez".  El populismo puede ser de izquierdas o de derechas.  El de izquierdas siempre es más dañino, porque la izquierda siempre buscará dominar a la sociedad, ya que el proyecto de la izquierda es el socialismo.  Y el socialismo, siempre, sin importar su origen, revolucionario o democrático, siempre será totalitario, ya que dos de sus bases fundamentales tienen como objetivo "transformar" de forma total a la sociedad: control e ingeniería social.  

Viendo los hechos de ayer, en la noche escuchaba a varios analistas (todos de izquierdas, demócratas) en CNN en Español (canal de producción de noticias con un evidente sesgo progresista) en donde decían que él problema es que el discurso de Trump había calado en estados "abiertamente conservadores en donde los votantes de Trump son gente poco estudiada y "fanática".

Este razonamiento me hizo recordar algo que es muy común en la educación dirigida por el progresismo.  En mi propio país natal, Venezuela, era algo muy común, que hubiese el meta mensaje de que por haber asistido a la universidad uno era mejor que aquellos que no.  De hecho, la masificación y hasta cualquierización de los grados universitarios tienen detrás la idea de que, con el título universitario, la persona podrá automáticamente ascender socialmente y dejar de ser un "cualquiera".

Esto también pasa en los Estados Unidos.  En un artículo previo reseñaba que el proceso de adoctrinamiento en favor del progresismo y las ideas de izquierda es algo que viene ocurriendo en las universidades de Estados Unidos desde hace no menos de veinte años.  Y el adoctrinamiento no es nada más en favor del progresismo, sino en el desprecio de su propia sociedad y su propio país.

A pesar de ser un país desarrollado, los Estados Unidos sigue siendo un país mayormente rural, tradicionalista y conservador.  Ir a la universidad es, para pocos. Y es algo que más allá del costo (que ha venido incrementándose a lo largo de los años).  La riqueza de la sociedad estadounidense le ha permitido a la gente, que, aún con oficios y profesiones no universitarias, vivir con decencia y sobre todo reproducir esa riqueza.  Es muy normal, en cualquier pequeña ciudad o condado en Estados Unidos, que la gente pase toda su vida en el mismo poblado, donde desarrolla su vida, su familia y su oficio.  Oficios que llenan de orgullo a la gente.

Pero la educación progresista inculca que es deshonroso el trabajo, los oficios no universitarios.  Eso mismo me di cuenta cuando, en una de mis experiencias estudiantiles fuera de Venezuela, encontraba que mis compañeros de estudio no tenían ningún problema en trabajar en oficios como meseros o ayudantes de limpieza, mientras ganaban experiencia en su profesión.  Algo, que en mi país, sería una deshonra.  En mi país, como en buena parte de Latinoamérica, hay oficios para determinadas clases sociales.

En la película Grown ups 2 (titulada en español, Son como niños 2), la trama gira en torno al retorno del protagonista a su pueblo natal, luego de alejarse de su trabajo en Hollywood en una ciudad tan agitada como Los Ángeles.  Pero ahora en el pueblo hay una facultad de una universidad, por lo que en el pueblo conviven universitarios que no son originarios del mismo.  En una escena donde el protagonista y sus amigos quieren disfrutar de un lago que habitualmente visitaban desde niños, llegan estos universitarios a mofarse y burlarse de que "son albañiles atascados en un pueblucho por el resto de sus vidas"




Esta deformación de la educación me parece deplorable.  Hace algún tiempo lo veía en las opiniones de una persona en el muro de Facebook de una conocida venezolana,  progresista para mas señas, que se quejaba del resultado de unas elecciones en Florida, en donde ella deseaba que estos "incultos" que votan tenían sus días contados ya que las nuevas generaciones estarían más educadas.  Esta misma conocida, luego de los resultados electorales, hacía una correlación entre los condados con más contagios de COVID y aquellos condados que habían votado más a Donald Trump, dejando entrever que eran unos incultos.

Lamentablemente esta idea "progresista" está muy extendida en la mente de la gente. Y es buena causa del conflicto actual en los Estados Unidos.  Y si el nuevo gobierno demócrata lleva a cabo una de sus promesas, condonar los préstamos estudiantiles con dinero de los contribuyentes, muchos de ellos no universitarios, va a seguir alimentando este conflicto.

Mientras el progresismo, tanto como el socialismo, sean ideas respetables, evaluadas por sus "buenas" intenciones, mantendremos conflicto en la sociedad.  Y populistas se aprovecharán de ese conflicto para llegar a la gente y acceder al poder, para bien o para mal.


domingo, 18 de octubre de 2020

La libertad de expresion es buena, solo si piensan como yo...

La libertad de expresión implica que uno debe admitir y tolerar que la gente tenga la opinión que tenga, aun cuando en el marco de nuestras propias concepciones y paradigmas, o incluso la evidencia, esa opinión puede estar equivocada.  La gente tiene todo el derecho de pensar y opinar que 2+2 es igual a 5, pero la realidad es otra y, como diría Ayn Rand, "puedes ignorar la realidad, pero no puedes ignorar las consecuencias de ignorar la realidad".


En varias ocasiones me he encontrado en discusiones sobre política con conocidos y amigos, en donde mis posiciones, al parecer muy radicales, cuando no tienen forma de debatirlas, estas personas recurren a falacias lógicas, usualmente hombres de paja o ad-hominem.

La última ocasión, fue con motivo de que comento sobre un artículo https://www.noticierodigital.com/2020/10/jovenes-venezolanos-se-rebelan-contra-sus-padres-y-apoyan-a-biden que comparte una conocida en su muro de Facebook.  Mi respuesta a este artículo fue la misma que he expresado ante todo aquel venezolano, que luego de salir huyendo de Venezuela producto de las consecuencias del socialismo, al asentarse en su nuevo país (especialmente USA), van y apoyan al mismo tipo de políticos (politicians) y políticas (policies) de corte socialdemócrata (y algunas veces socialistas) que llevaron a nuestro propio país a la ruina. 

El que una persona de nuestra edad (estoy en la mitad de mis 40), no logre salir de esos esquemas mentales, puedo hasta entenderlo (más no lo justifico), pero que un jovencito millenial, que no supera los 25 años, salga a decir que "por rebeldía" va a votar en contra de Trump porque "rechazan sus expresiones políticas, sus medidas contra la crisis climática o sus políticas migratorias", me parece una soberana idiotez, además que muestra una vez más, que el adoctrinamiento a los jóvenes sigue a pasos agigantandos en el sistema educativo en USA (algo que ya han advertido autores como Thomas Sowell o Ben Shapiro)

La habitual respuesta, y en este caso la recibí, es la típica del provincianismo totalitario latinoamericano: como no vives en USA, no tienes derecho a opinar sobre lo que sucede ahí. Pero esto es, porque mi opinión es contraria a la visión socialdemócrata de quien hizo la publicación.  Y ese es precisamente el punto que quiero hacer relevante en mi artículo.

Usualmente la gente no cree en la libertad de expresión, y en especial aquellos que tienen una visión política que tiende a la socialdemocracia.  De forma hipócrita se dicen "defensores de derechos humanos" pero secretamente (y ahora no tanto) harían todo lo posible por callar toda opinión que no fuera la del consenso, la de "la mayoría", sin importar las formas ni los medios.  No por nada se contentan (y la expresan) con la idea de que a todo aquel que apoye a cualquier candidato político "radical" hay que callarlo, o aplicar la censura de la corrección política (como lo denuncia brillantemente Axel Kaiser).  Son los mismos que cuando le increpas por redes sociales sus posiciones que van en contra del país que los acogió, te bloquean (tal como me hicieron los tolerantes de @VzlanosconBiden).  Son los mismos que, cuando se meten a políticos, en estos tiempos de redes sociales, a la primera crítica te bloquean, y, si tuvieran poder, te metieran preso.

Opino sobre la política en Estados Unidos por diversas razones: 1) es el país más importante del mundo, y todo lo que ahí sucede, para bien y para mal, afecta al resto del mundo; 2) es un tema relevante que me interesa y que tengo años estudiando (no como mi interlocutora que, viviendo en USA y siendo ciudadana, jamás se había leido la constitución de su país adoptivo y sostiene que el régimen político es una democracia) y, finalmente 3) me angustia saber que, y como reitero, venezolanos que salieron huyendo del socialismo, pretendan hacer de USA un chiquero socialista (o socialdemócrata) como aquel del cual salieron. Además, opino sobre ese tema, porque me da la gana de opinar, estoy usando mi derecho de libertad de expresión. 

El socialismo es siempre totalitario, no importa si quienes lo implementan fueron electos de forma democrática.  Lamentablemente, el adoctrinamiento socialista en Latinoamérica es tan fuerte que los latinoamericanos emigran y no entienden la política de otra forma que no sea a través de cualquier expresión de socialismo (socialdemocracia, estado benefactor, intervención a la economía, impuestos a los ricos).  Y es precisamente esa, una de las causas del conflicto reciente en USA, que esos anti valores de las sociedades latinoamericanas están haciendo metástasis en la sociedad estadounidense.

Toda esta discusión se reduce, como ha sido desde los últimos cuatro años, al papel de Donald Trump en la política de USA.  Pero eso es un tema que desarrollaré en otro artículo. Mientras tanto, es importante reflexionar, de verdad creemos en la libertad de expresión? o es sólo una pose para, como buen latinoamericano, aparentar que sómos buenos ciudadanos.


domingo, 1 de marzo de 2020

Lo siento amigos liberales, el socialismo si funciona

En este 2020 se cumplen ya 100 años del artículo seminal de Ludwig von Mises "El cálculo económico en el sistema socialista".  En dicho artículo, el economista autríaco describe el problema económico del socialismo en donde, al no haber precios que reflejen la escasez relativa de los bienes, es imposible realizar la contabilidad de costos que es la base del cálculo económico de una economía, y por lo tanto el sistema socialista colapsaría.  Dos años después, el mismo Mises escribiría su libro Socialismo, en donde desarrolla no sólo el análisis económico sino también sociológico del socialismo.  Fue tan influyente este libro, que hizo que afamados liberales como Friedrich Hayek abandonaran sus iniciales posiciones en favor del socialismo.

Desde la trinchera austríaca y liberal, se advirtió de distintas maneras que el socialismo no funcionaba.  Primero Mises en los 20, y luego, al finalizar la Segunda Guerra Mundial fue Hayek, en especial con su libro "Camino de Servidumbre", en donde advertía que el llamado socialismo democrático, que estaba muy en boga en la época de la postguerra, tenía un destino muy parecido a su hermano de corte revolucionario, de llegar a ser totalitario.  Por plantear esa tesis, Hayek fue muy criticado y hasta denostado del mundo académico, aunque el tiempo le está dando la razón.

Otro que advirtió lo peligroso del socialismo, aunque en el fondo era un socialdemócrata convencido, fue George Orwell.  En su famoso cuento "Rebelión en la Granja", haciendo una fábula con los animales, describía de forma genial lo que terminaría siendo el socialismo (o animalismo, como lo llamaba en su libro): un sistema en donde una casta tomaba el poder en nombre de la igualdad y aplastaba de forma total al resto de la sociedad.  Se resume en la frase final del cuento "todos los animales son iguales, pero hay unos animales más iguales que otros".

Hemos pasado el siglo XX viendo los desmanes del socialismo, que dondequiera se instaló, generó miserias y sociedades con gobiernos totalitarios.  Y el socialismo siempre es totalitario, sin importar que quien lo intente implementar haya sido electo democráticamente.  E iniciamos el siglo XXI con Venezuela llevada a la miseria por un gobierno socialista electo democráticamente, y ahora España con un gobierno social-comunista que ya empieza a dar los mismos pasos del totalitarismo.

Si bien Marx, el gran teórico del socialismo, prometía en sus escritos que, una vez superado el capitalismo, el socialismo traería la sobre abundancia en la tierra y ya "el obrero" no tendría que enfrentarse a las necesidades odiosas que "imponía" el capitalismo.  Sus ejecutores decían lo mismo, que lograrían mejores niveles de vida que el capitalismo. Ninguno lo logró.

Y he ahí el error de óptica de quienes criticamos al socialismo.  Es completamente cierto que el socialismo ha sido un fracaso al intentar superar al capitalismo en generar bienestar material y libertades a los ciudadanos de las sociedades donde se ha implantado por completo.  Ni siquiera en aquellas sociedades donde ha prevalecido la versión democrática, han generado bienestar sin tener que recurrir a dejar funcionar al capitalismo en sus economías.

El objetivo de los políticos socialistas siempre es el mismo: obtener el poder para, en el pasado, reconstruir, y en el presente, destruir y moldear a la sociedad según su antojo.  Para lograr estos dos objetivos es necesario el poder total.  Y ese poder total también requiere que los jerarcas socialistas se conviertan en una casta que controlen todo, en especial, el poder económico.

Preguntémosle a Fidel Castro, a Hugo Chávez, a Nicolás Maduro, a Diosdado Cabello, a Daniel Ortega, a Cristina Kichner, a José Luis Rodríguez Zapatero, a Michelle Bachelet y a cuanto otro pillo socialista si el socialismo no funciona.  Para ellos ha funcionado muy bien.  Han tenido o tienen el poder político en los paises a quienes esclavizan.  Cuando no están en el poder, son parte de la élite mundial que lleva, a paso firme, la agenda globalista en pos de la imposición de un gobierno mundial.  Y todos ellos, son multimillonarios sin haber trabajado un sólo día de sus vidas, como lo hacen millones de personas alrededor del mundo para generar riqueza, la misma riqueza que el socialismo siempre busca expoliar y destruir.

Pues si amigos, el socialismo si funciona, pero no para el ciudadano de a pie.  Pero a esas élites, no les importa.