domingo, 20 de julio de 2008

El Síndrome del niño rico

Recién estos días una amiga europea me visitó aquí en Venezuela. Al subir por la autopista desde el aeropuerto de Maiquetía, mi amiga dijo al referise a las zonas pobres que bordean Caracas "... pero los pobres no viven tan mal, tienen sus casas..."

Cuando intenté explicarle a ella que la pobreza en mi país era producto de un estado interventor de la economía, que no respetaba los derechos de propiedad y que no permitía que los ciudadanos generacen riqueza. Toda esta situación era un poco extraña para mi amiga.

Luego cuando visitamos otra zona, que se puede calificar como pobre, esta chica volvía a decir que le parecía que la gente no era tan pobre porque tenían casa y algunos tenían carro, cosa que ella en Europa no podía tener. Yo intentaba volver a explicarle que la pobreza era resultado del continuo irrespeto a la propiedad privada por parte de los gobiernos. Incluso intenté explicarle que si alguien pobre o clase media quisiera emprender un negocio con la finalidad de hacerse rico, era prácticamente imposible. A este planteamiento me respondió que "... para que alguien necesitaría volverse rico, no es necesario tanto dinero ..."

Entonces yo entendí. Alguien que no enfrenta diariamente que es irrespetada su propiedad privada no entiende cuando sucede, y como escribió Hayek en Camino de Servidumbre, "... nuestra generación ha olvidado que el sistema de la propiedad privada es la garantía más importante de la libertad ..." Y esto es lo que ahora llamo "El Síndrome del Niño Rico". Como dan por sentado que su propiedad es respetada, no perciben que la falta del respeto de la propiedad es la razón de la pobreza. Quizás por eso vemos a tanto niño rico pensando que la solución de la pobreza es ofrecer caridad a los pobres, pero no ven que para que esos pobres dejen de serlo lo importante es que tengan pleno uso de su propiedad. Quizás por eso vemos planteamientos como el Capitalismo Creativo de Bill Gates.

La única salida de la pobreza es el respeto al derecho de la propiedad privada. Y eso deben aprenderlo los pobres, respetarlo los gobiernos y más importante, recordarlo los niños ricos, sean estos venezolanos, gringos o europeos.