miércoles, 29 de octubre de 2008

La tradición liberal de nuestros "padres fundadores"

Decía Lord Acton que “la historia es una red tejida por manos no inocentes”. Frase de una vigencia tal en la Venezuela de inicios del siglo XXI, en donde el gobierno ha pretendido cambiar la manera (sin calificar de buena o mala) de interpretar y referir a los hechos históricos. Se nos dice ahora que el Padre de la Patria, Simón Bolívar, era socialista; que no nació en Caracas, sino en Barlovento o San Mateo; al 12 de octubre ahora se le llama “Día de la Resistencia Indígena” y pare usted de contar.

El gobierno intenta cambiar la interpretación de la historia apoyándose en el hecho que a los ciudadanos se nos ha mal enseñado en la escuela a estudiar nuestra historia. Esta tarea no ha pasado de ser mera memorización y repetición (a veces ni eso se logra) de algunas fechas consideradas de importancia histórica. No revisamos el contexto en que ocurrieron los eventos y mucho menos nos enseñan las tradiciones del país que nos conquistó y colonizó, España, quizás por aquel sentimiento de amor-odio que tenemos los latinoamericanos con ese país.

Casi nos sabemos el himno nacional completo, y repetimos que su letra fue escrita por Vicente Salias y la música de Juan José Landaeta. También repetimos que dimos un primer paso a la independencia el 19 de abril de 1810 o que la misma fue firmada el 5 de julio de 1811, pero, poco sabemos del contexto (incluso mundial) de cuando ocurrieron esas fechas o el significado de la letra del himno nacional, y mucho menos que nuestra primera constitución (la de 1811) fue pensada bajo los principios liberales que inspiraron a los “padres fundadores” de la revolución que le dio la independencia a las 13 colonias inglesas que hoy conocemos como los Estados Unidos de América.

Leyendo una conferencia que dictó Carlos Alberto Montaner, incorporada en su libro “La Libertad y sus Enemigos”, y que la tituló “Las desventuras del liberalismo en Iberoamérica” encontré algo interesante y que me llevó a analizar elementos de nuestra historia que me llevan a titular este artículo. Montaner refiere un capítulo de la historia de España, para mi desconocido, respecto de una frase que mostraba como en la España de esa época se asumía de manera resignada la existencia de un Estado absolutista, que fue la tradición de la corona española de esa época. La referida frase era “¡Vivan las cadenas!”. Según explica Montaner, dicha frase era la manera española de aceptar el dictum de Luis XIV de Francia, que el Rey era el Estado o que la oligarquía dominante era el Estado y que la sociedad poco contaba dentro del andamiaje institucional.

Cuando leí el fragmento de la conferencia que contenía la frase “¡Vivan las cadenas!”, era casi media noche en Venezuela, y como la legislación exige que los canales de televisión transmitan el himno nacional, este empezó a sonar. Cuando escuché la primera estrofa, mi mente hizo clic, como si me hubiera percatado de algo importante. Para recordar, dicha estrofa dice:

¡Abajo Cadenas! ¡Abajo Cadenas!
Gritaba el señor, gritaba el señor
Y el pobre en su choza, libertad pidió
A este santo nombre, tembló de pavor
El vil egoísmo, que otra vez triunfó

Me dije a mi mismo. ¡Nuestro himno es liberal! Quizás algún historiador me dirá que estoy tergiversando los hechos o que soy un completo ignorante de la historia de mi propio país, pero, de acuerdo a mi óptica nuestro himno refleja los ideales liberales que nuestros “padres fundadores” tenían cuando empezó el movimiento independentista, inspirado por la independencia norteamericana.

Y eso mismo es lo que los liberales del siglo XX pedían y lo seguimos pidiendo los liberales del siglo XXI. ¡Abajo Cadenas!, es decir, quitar la pesada mano visible del Estado interventor de nuestras vidas. Y el pobre en su choza, libertad pidió; eso mismo pedimos, libertad para que los ciudadanos, en especial los más pobres, puedan generar riqueza y puedan hacer uso pleno de su propiedad. Libertad plena, sin matices de ningún tipo, libertad económica y libertad política.

Pero en la misma estrofa, también refleja nuestra tragedia. A este santo nombre (el de la libertad), tembló de pavor, el vil egoísmo, que otra vez triunfó. Muy a pesar que es conocido que la libertad es la única vía para generar prosperidad, ese santo nombre pone a temblar a los políticos estatistas y socialistas y empresaurios, que en perfecta simbiosis impiden que la libertad florezca, ya que representa para ellos la pérdida de sus privilegios y prebendas.

Esto me lleva a recordar una investigación histórica que se ha venido haciendo desde hace algunos años, que ha encontrado indicios que nuestro himno nacional fue escrito por el gran Andrés Bello y su música compuesta por Inocente Carreño.

Más allá de quien haya escrito la letra del himno, es necesario que miremos a la historia y rescatemos las ideas de libertad de nuestros “padres fundadores”. Roscio, Miranda, Bello, todos ellos muy liberales, por cierto.

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