domingo, 4 de enero de 2015

Por qué critico tanto a las Universidades Autónomas

Un amigo publica recientemente en su timeline de Facebook una noticia sobre una nueva resolución del CNU de rebajar los criterios de admisión a las universidades, en especial la importancia que se le da a las notas acumuladas durante los estudios de bachillerato, y colocando un énfasis mayor en la "situación socio-económica" del estudiante (es decir, mientras más pobre mayor mérito para poder optar por un cupo). De por si, la noticia causaba rechazo en mi ya que es una nueva estocada del socialismo en el poder para destruir las nociones de mérito (relación esfuerzo-recompensa) que debe haber en toda sociedad.  Cometí el error de suponer y comentar que la decisión habría sido impulsada por los rectores de las universidades autónomas, quienes en el pasado controlaban el CNU. Desconocía que la última reforma de la Ley de Universidades impulsada por el gobierno, había cambiado la conformación del CNU y les había otorgado igualdad de puestos a los rectores de todas las universidades autónomas, experimentales y privadas, con la intención por supuesto de controlar esa instancia a través de las universidades plenamente controladas por el gobierno. De la noticia, sorpresivamente fueron los rectores de las 5 universidades autónomas y el de la Unimet (única privada) quienes salvaron el voto ante la propuesta de rebajar los criterios de admisión.

Una persona que respondió a mi comentario me señalaba de querer desprestigiar a toda costa a las universidades autónomas, incluso acusándome de ligar odio y envidia a mi crítica.  Desde hace ya algunos años vengo criticando el papel de estas universidades (no exclusivamente) en el masivo adoctrinamiento que ha habido en Venezuela en favor del socialismo.  Pero en un país como el nuestro, quien osa meterse con esos totems sagrados se ve expuesto a ataques de todo tipo.

Tengo que aclarar que para mi nunca fue opción estudiar en las universidades autónomas, a diferencia de mis padres y mi hermana que si estudiaron y egresaron de la Universidad de Carabobo.  A pesar de haberme graduado de bachillerato con un alto índice que me permitía optar a la carrera que yo quisiera (en esa época, la única carrera que exigía un mayor índice académico que el mío era Ingenieria de Sistemas en la ULA, con 82 puntos, mientras yo tenía un índice de 78,22), para mi nunca fueron una opción a evaluar, ni por las carreras y mucho menos por los eternos cuentos de pérdida de tiempo para poder graduarse.  Finalmente estudié en una universidad privada, de la cual hoy soy docente, me siento orgulloso de mi alma mater, pero cuando hay que criticarla, lo hago.  

Nunca he entendido el amor casi chovinista que tienen los egresados de las universidades autónomas (en especial los de la UCV, algunos me han dicho que no lo entiendo porque nunca estudié ahí) por sus casas de estudio. Y es un amor hasta cierto punto hipócrita (como muchas de nuestras posiciones en Venezuela) en donde defienden a capa y espada el 'honor' de la casa de estudio, pero luego de egresados es poco lo que aportan a su casa de estudio (quizás porque, y de manera intuitiva, entienden que ya fueron expoliados de manera coactiva para el financiamiento de la misma).  No sucede como en otros países en donde los egresados, ya sea de manera individual o colectiva, hacen aportes económicos para que sus alma mater mejoren y abran nuevos programas docentes o de investigación.

Por ser docente universitario me he involucrado con la academia en su conjunto, intentando impulsar otras prácticas (uso de nuevas tecnologías, métodos de enseñanza o desarrollo de líneas de investigación) y entiendo muy bien que la investigación académica es necesaria para el avance del conocimiento.  Pero la pregunta siempre incómoda es (y reflejada en los bajos resultados que obtienen nuestras universidades en los rankings mundiales) ¿cuál ha sido el aporte académico de las universidades autónomas? A excepción de pocos casos (como el de Humberto Fernandez Morán, que paradójicamente no estudió en Venezuela, o más recientemente Jacinto Convit), cuáles han sido los investigadores que han aportado avance a la ciencia?  ¿Cómo se explica que universidades más jóvenes que nuestras centenarias universidades autónomas figuren hoy en los primeros lugares de los rankings universitarios? Son preguntas siempre incómodas, y la respuesta recurrente que oigo es "acaso son los premios o los rankings la única forma de demostrar el buen desempeño de una institución educativa?"

Y no es tan sólo en el ámbito del desempeño académico.  A finales de los 70 es imposible no mencionar el bochornoso trato que se le dio a Carlos Rangel (quien había sido profesor de la UCV) y Sofía Imber, cuando luego de presentar el opus magnus de Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario, fueron sacados a escupitajos de estudiantes de izquierdas quienes no toleraban que alguien se atreviera a presentar un libro "reaccionario de derechas" (como lo llamaría Manuel Caballero), vaya muestra de tolerancia a "todas las corrientes del pensamiento".  Misma muestra de tolerancia la han padecido conocidos míos, antiguos profesores de esas casas de estudio, que han sido sacados por negarse a enseñar (o mas bien a adoctrinar) bajo principios del socialismo (o del marxismo cultural). 

A finales de los 80, 911 intelectuales firmaron un comunicado en donde le daban la bienvenida a Fidel Castro.  En su mayoría eran profesores o egresados de la UCV.  Casa que "vence las sombras" pero no ha dejado de contaminar de marxismo las mentes de sus estudiantes y egresados.  En otro post que publiqué hace algún tiempo mostraba el programa de estudio de una materia de economía política, en donde lo que se enseña es marxismo puro, como si fuera ciencia económica.  Y en las otras facultades claves para el marxismo cultural (letras, filosofía, antropología, educación, periodismo, sociología) es lo que mayormente se enseña (o se adoctrina).  Se dice que se formenta el pensamiento crítico, si, el pensamiento crítico del capitalismo.  Y no olvidar que en las 5 autónomas (y en algunas experimentales como la UPEL) han servido de escondite de las células comunistas de Bandera Roja, Liga Socialista, PRV-Ruptura, y cuanto movimiento de captación de jóvenes.

El segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez fue criticado (especialmente, pero no exclusivamente, por su propio partido) por haber nombrado ministros a varios profesores del IESA, y utilizaban el mote despectivo de 'IESA-boy' (de hecho los egresados del IESA constantemente nos señalan de IESA-boys neoliberales).  Hoy, la mayoría de quienes dirigen el país a la destrucción son profesores o egresados de esas casas de sombra que son las universidades autónomas, pero nadie los señala de 'UCV boys' ni de socialistas salvajes.

Y es que no sólo la UCV ha sido la única, las 5 autónomas han sido responsables de la crisis económica y moral que hoy vive Venezuela.  Un buen amigo siempre me refiere una frase "el fracaso de Venezuela es el fracaso de la UCV". Pero lo peor es que dentro de esas instituciones se atreve a cambiar, enquistados en sus paradigmas, cada vez mas nuestra academia se hace más insignificante en el mundo.  Y quien se atreve a señalar que el rey está desnudo, a ese hay que callarlo.

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