lunes, 23 de junio de 2008

Soy Liberal.... y punto.

Que daño nos ha hecho a los grupos liberales, de cualquier país, el sectarismo con el que se comportan los miembros de las corrientes de pensamiento que se encuentran dentro del liberalismo.

Desde que conocí la ideología liberal y he intentado hacer política, he conocido a compañeros que se creen más liberales que otros, porque son anarquistas o porque profesan el liberalismo clásico. Descalifican a priori a otros compañeros o a figuras públicas, porque según su criterio no son lo suficientemente liberales o tienen criterios elásticos y le dan concesiones a las ideologías contrarias.
Lamentablemente, estas opiniones vienen de personas que se definen liberales clásicos y seguidores de la escuela austríaca de economía, pero ignoran abiertamente que los austríacos jamás se definieron ni se definen como liberales clásicos, sino como liberales sin ningún apellido. De hecho, y en palabras de un austríaco moderno, Jesús Huerta de Soto, considera que el liberalismo clásico fue basado en doctrinas falsas y considera a los liberales clásicos como unos fracasados históricos (pueden ver en http://es.wikipedia.org/wiki/Huerta_de_Soto)

Critican a Milton Friedman, por su teoría monetaria de la cantidad de dinero y de las restricciones constitucionales a la impresión de dinero, sin tomar en cuenta el contexto de tiempo (que ha llegado al mismo del presente) cuando Friedman escribió esa teoría. Mi pregunta es, ¿cuál gobierno, sea liberal de la corriente que sea, será capaz de disminuir sus poderes? Si una de las premisas de los liberales, es que hay que controlar el poder, porque una vez que l
os hombres lo tienen, sin control, es imposible que lo dejen. ¿Cuán factible es que cualquier país vuelva a adoptar el patrón oro? Hay que ser realistas. Y eso no significa darle concesiones a la ideología contraria.

En mi humilde opinión, tener esa actitud desde cualquier corriente liberal, es parecerse a los socialistas. Siempre recuerdo la actitud en contra de los sectores socialistas que aceptan el mercado, a quienes los radicales (bolcheviques) los llaman reformistas que aceptan las instituciones burguesas. Eso me suena a que son elásticos y dan concesiones a la ideología contraria.

Si los liberales creemos en la libertad sin apellido, como es posible que no toleremos en nuestras filas a quien no tenga las mismas opiniones. El mismo Lugwig von Mises en su propia autobiografía dice que sus posiciones radicales lo llevaron a aislarse hasta del mundo académico. Será que eso le está pasando a algunos liberales, que sus posiciones radicales (que yo los llamo dogmas, en los que no creo) los están llevando a aislarse del mundo, académico y político.

Por eso, cuando me preguntan, yo respondo, soy Liberal.... y punto.

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