jueves, 17 de abril de 2008

Carta a Mari Pili Hernández...


Desde hace días había intentado empezar a escribir esta carta. He de confesar que a veces no soporto oir tu programa de radio, ni mucho menos leer la columna que tenías en El Nacional. Muy a pesar de que no comparto tus puntos de vista, jamás te tildaría de psicótica o, como pusiste en una de tus columnas, disociada, faltándonos el respeto a quienes no compartimos (y estamos en nuestro derecho) las ideas del actual gobierno, ni el rumbo hacia donde nos quieren llevar.

Cada vez que te oigo hablando de socialismo, de que tu estás con la opción de los pobres, que de los pobres es el futuro, o que Cuba es un país libre, me haces recordar aquella descripción muy exacta que hacían el trío Vargas-Llosa, Montaner y Mendoza del Idiota Latinoamericano (ojo, no te estoy llamando idiota) que era alguien muy proclive a hablar de pobreza y de igualdad, pero provenían de un hogar clase media y hasta muchos casos clase media alta o alta, y que nunca habían sabido lo que es la pobreza.

Hace algún tiempo, si no me equivoco en los días mediados de enero, tenías un entrevistado interesante en tu programa de radio. Era el embajador Sánchez Otero de Cuba, quien relataba el proceso electoral que ocurría en Cuba en esos días para elegir los nuevos miembros de la Asamblea Nacional. El recuerdo de tus comentarios de alabanza hacia ese "sistema democrático" que muchos países quisieran tener, en donde desde hacía casi 50 años Fidel Castro era el candidato más votado y que nadie diferente del partido comunista cubano (que en palabras del embajador, supuestamente no propone a nadie de candidato) puede elegirse, o que siempre tienen igual número de candidatos para la misma cantidad de puestos a elegir (es decir no hay competencia electoral), son las razones que me hacen escribirte esta carta.

Me imagino que como muchos latinoaméricanos (y algunos europeos) que idolatran a Fidel, te habrá parecido muy noble el hecho que después de casi 50 años en el poder, y que por muy biológicas razones (es decir, está viejo y se está muriendo) tuvo que sacrificarse por el pueblo cubano y ceder su puesto a otro camarada, nada menos que su hermano.

Me imagino que también como muchos que idolatran al socialismo-comunismo cubano (pero que ni de vaina se mudan a Cuba), en estos momentos estarás indignada con el hecho que Raúl (el hermano menor) decidió permitir que los ciudadanos cubanos puedan entrar a los hoteles que quieran y que antes estaban reservados para turistas (ya pueden entrar, otra cosa es que puedan pagar) o que estos mismos ciudadanos tengan acceso a Internet (no se si libre) o puedan comprar un teléfono celular (aparato que creo, como típica venezolana debes tener como mínimo 2).

Ustedes los adoradores del socialismo dicen que comprar o adquirir bienes cuando, donde y como uno quiera no es libertad. Pero los cubanos van a empezar a comprar bienes y disfrutar servicios (cuando los puedan pagar) que antes les estaban vedados, sólo porque alguien consideraba que no eran necesarios. Y van a empezar a saborear la libertad. Y la libre acción humana va a empezar a darse. Y va a fluir el capitalismo (eso que ustedes tanto odian). Y tengo la esperanza que van a disfrutar de la libertad política.


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